sábado, 21 de mayo de 2011

El desorden y la alfombra invisible

Largas filas y el temor eminente ante la imposibilidad de entrar a la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional da el encuentro entre un público católico entusiasmado y el brío en desorden de jóvenes y mayores por conocer las palabras del enviado de Trujillo y su mensaje 51 años después de su muerte.

A las 7:45 p.m. de este 18 de mayo, el Teatro Nacional escenario de una multitud de personas dispuestas a entrar a la sala  más grande que alberga el Teatro Nacional de la ciudad de Santo Domingo y es que agarrados de mano, empujando, y  el personal de protocolo impidiendo el paso con sus cuerpos, no pudo más que gritaba: qué indecencia! al ser empujado por la gente que se resistía creer que el salón estaba lleno, penetrando a fuerza la  puerta lateral derecha del complejo Cultural.

Pastor excavado cuevas cristianas, Siglo III,SS.

Avanzaban los pasos por la alfombra roja, la gran cantidad de feligreses católicos  hacíando entrada desde los diversos puntos de la ciudad para presenciar la conferencia Raíces de nuestra Fe cristiana, dictada por el predicador católico Salvador Gómez.

En contraste, como bueyes descarriados subían las escaleras jóvenes estudiantes, maestros  para llegar al tercer nivel  y escuchar las palabras de Euclides Gutiérrez Félix en  la conferencia magistral: Ajusticiamiento de Trujillo 50 años después, y otros interesados que esperaban pasara el tumulto del primer piso entre ellos Delio Gómez Ochoa un sobreviviente del asesinato comandado por Trujillo para erradicar el movimiento 14 de junio.

Esperando fuera a las 8:00 de la noche, ya  desesperados  hablaban y tocaban la puerta de la sala Cultura del Teatro ubicada en el tercer piso del edificio donde a puertas cerradas se desarrollaba  la actividad  en reconocimiento a los periodistas y maestro, Adriano De La Cruz y Jenfri Jiménez,  por la institución  Despierta Dominicana, dirigida por el joven comunicador Patricio León, quién  al parecer no tuvo coordinación previa  por las continuas reclamaciones de la encargada del edificio, que reiteradas veces decía que no aceptaría un acto igual que le sacaran la gente de allí, a través del aparato walky-talky.

Cada segundo tensaba a las chicas de organización, en sus altos zapatos no podían equilibrarse menos podían controlar ni a las personas que salían ni las que entraban como manada de caballos en tierras abiertas, por su lado en el primer piso reinaba el ambiente de tranquilidad la sala Carlos Piantini, donde esperaba la multitud sentada hasta en los pasillos al famoso predicador. 


Al tiempo en que saluda y lee públicamente la carta enviaba el Arzobispo de Santo Domingo Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, quién en la misma reporta donaciones de libros, eventos artísticos, 16 conferencias magistrales y la satisfacción de anunciar la palabra de Dios.

 La asistencia que podría superar cualquier evento que se diera ese día,  en comparación con otros dentro de la Plaza Cultural durante la Feria del Libro 2011 con honor a la Santa Sede, se realizaba con espíritu entusiasta reflejados en el amén a voces coreadas y los aplausos que varías veces otorgaban al solo transcurrir media hora.

Salvador Gómez hombre de tamaño promedio, pelo oscuro y abundante, vestido de traje negro y corbata, de voz temple con acento centroamericano, utiliza una comunicación genuina y la pone en disposición de la palabra de Dios de la que hace referencia con una biblia y la que explica con la naturaleza y  el humor que emana en su pronunciar, calando en el gusto del público al que le ilustra con ejemplo de echar el miedo a un lado, creer en Dios de corazón, reconciliares para transmitir las raíces de la cultura y lanzar las redes de Cristo.

 Dada las 9:00 p.m. en que jóvenes, adultos y ancianos prestaban toda atención a cuanto le explicaba desde la breve historia de raíces católicas enfocada en las embarcaciones de Colón donde llegaron 12 sacerdotes de distintas diócesis y el P. Boíl primero en ofrecer una misa en esta tierra, así como el bautismo del indio Gaticagua y el árbol Guayacán antiquísima insignia de fortaleza y Fe de tierra dominicana donde tuvo su cimiento la iglesia La Isabela, primera en el nuevo mundo.

Los presentes proyectaban la alegría interna en sus rostros y la  participación activa en la que una mujer recibió un libro por mencionar las tres diócesis o primeras catedrales de la colonización  ubicadas en: La Vega, Santo Domingo y San Juan, Puerto Rico, esa gracia  con que Salvador  animaba al público, aunque confesando su dislexia recomendaba decía que nada era impedimento para predicar y en espacial las mujeres.

Pasados 45 minutos, después de recorrer la historia, el monumento de Antón de Montesinos, un honor otorgado por México al país por el hombre que creyó a los indígenas como cualquier hermano europeo. Se refirió a su nuevo libro abriendo, lee un capítulo titulado: Te voy hacer lo que nadie te ha hecho, la expresión que por un momento dejó a los presentes en el asombro y doblez de sentido, cambió al relatar un acto durante el encuentro con una chica que tras insistir en darle placer, terminaba por decirle que no podía con él; a quien le contestó que sí puede su mujer.

Sin saber cómo despedir a la gente y hablando de sus futuras prédicas, y la modalidad televisiva que lleva, Salvador Gómez, manifestaba la intención de vivir por mucho tiempo en dominicana, tierra Santa, donde inicio la iglesia Católica vehículo de que el 50% del continente americano profese la fe católica;  compartiendo experiencias y en particular dejando claro que la iglesia católica es una y él un servidor de Dios, termina recomendando que el momento de tristeza se dice que está pasando.

A las 9:50 de la noche, los aplausos del público llegaban fuera del salón cuando con sonrisa en los labios Gómez pide un abrazo del presentador, concluyendo la conferencia que dejaba una marcada esperanza manifesta en el sentir de la gente y sus gestos de alegría, tras expresar que se enlodaron en la alfombra invisible del Espíritu Santo.

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